Fontanarrosa fue también autor de novelas (Best Seller, Área 18, La gansada) y cuentos (Los trenes matan a los autos, El mundo ha vivido equivocado, No sé si he sido claro, Nada del otro mundo, El mayor de mis defectos y La mesa de los galanes), así como colaborador del conjunto de música informal Les Luthiers. Su humor se basaba en los juegos de palabras; los malentendidos lingüísticos; los anacronismos; el absurdo y la fábula —el perro que habla—; la parodia —como es el caso de otro de sus célebres héroes, Boogie el Aceitoso, caricatura de Harry el Sucio—; y la sorpresa. “El chiste —había dicho Fontanarrosa— generalmente apunta a un lado y pega en otro. Creo que ese es un componente fundamental de la comicidad. Por lo menos, es lo que a mí me hace reír”.
Aquejado de una enfermedad neurológica, en enero de 2007 Fontanarrosa anunció a sus lectores que esta situación le impediría continuar dibujando con su propia mano, por lo que, a partir de aquel momento, contaría con la colaboración de otros dibujantes, como Negro Crist (Cristóbal Reinoso) u Óscar Salas, para poner en imágenes sus ideas. El 19 de julio de ese mismo año, Fontanarrosa falleció en Rosario, su ciudad natal, a consecuencia de esta enfermedad.
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